4 está cegado por el orgullo y no sabe nada; sino que padece la
enfermedad de las disputas y contiendas de palabras, de donde proceden las
envidias, discordias, maledicencias, sospechas malignas,
5 discusiones sin fin propias de gentes que tienen la inteligencia
corrompida, que están privados de la verdad y que piensan que la piedad es
un negocio.